Los niños quieren un río más natural

Los niños quieren un río más natural

En las fiestas infantiles (URUMEA BIZI!) pedimos a los niños que dibujaran el Urumea y nos regalaron casi 200 dibujos sobre el río. Participaron chavales de diferentes edades (1-12) que nos mostraron un río de orillas verdes, con aguas limpias y lleno de vida. ¿Qué río les dejaremos nosotros? Tenemos la oportunidad, y el reto, de mejorar, y mucho, la calidad de nuestros ríos, también la del Urumea. Los niños nos han dibujado el camino, ahora les corresponde a las instituciones, URA (Agencia Vasca del Agua), Confederación, Gobierno Vasco y Diputación, seguirlo.

 

La pasada primavera, coincidiendo con la  exposición “Agua, ríos y pueblos” la Asociación Naturalista Haritzalde organizó 4 fiestas infantiles en algunos de los barrios que el Urumea atraviesa en su paso hacia el mar. Estuvimos en Martutene, Loiola, Riberas de Loiola y en la Parte Vieja, y en todas ellas pedimos a los niños que dibujaran su río, el Urumea. Nos sorprendió que lo dibujaran tan natural, con aguas azules y limpias, orillas verdes y vegetadas, lleno de vida. Peces, patos, árboles, incluso alguna ballena se coló. También aparecían algunos puentes y txalupas, alguna trainera, en definitiva, un río vivo y para vivirlo.  Sin embargo, la realidad en muchos tramos de su parte baja está muy lejos de eso. Ellos nos han dibujado el camino, nos han dicho cómo quieren ver el río y ahora está en nuestras manos dar respuesta a su demanda. Por eso, hemos enviado 189 dibujos a URA, la Agencia Vasca del Agua, para que asuman su responsabilidad y en colaboración con el resto de administraciones implicadas cumplan el “mandato” infantil.

Los ecosistemas que tenemos en Gipuzkoa llevan siglos soportando la presión humana, lo que ha producido importantes transformaciones en el paisaje, habriendo sufrido importantes alteraciones. Durante años teníamos el triste honor de contar con los ríos más contaminados de Europa, o así se decía, llenos de basura, contaminados, espumosos y de colores. Por suerte esa situación ha cambiado y la calidad de las aguas ha mejorado notablemente. En cambio, su estructura, sus orillas y zonas inundables están cada vez más artificializadas, habiendo perdido en algunos casos su función. Kilómetros sin apenas vegetación de ribera, como mucho una hilera estrecha de árboles, presas, canalizaciones. Un río es mucho más que el cauce por donde discurre el agua. Un canal no es un río, un río es algo vivo, dinámico y durante los próximos años tenemos mucho trabajo si queremos mejorarlos. Los niños nos han mandado un claro mensaje y si no cumplimos, estaremos en deuda con las futuras generaciones. Si creemos en la sostenibilidad, dejaremos unos ríos mejor conservados y más naturales.

URUMEA BIZI!

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